Mallorca Shemale Escort Review: Serendipia
Serendipia
Autor: Akosan0
Un viernes, como tantos otros viernes. . . horas que pasan sin historia, y semanas que cerramos sin más.
Algunos billetes sueltos en el bolsillo, hastió en mis pulmones y rutina en mis venas . . . lo único bueno es que hace un precioso día otoñal y si tengo suerte lloverá, tarde o temprano, no solo en mis pensamientos.
Casi mecánicamente vago por la ciudad, soy parte de un paisaje sin mucho sentido, que se mueve en ninguna dirección. Nuevamente tropiezo con mi mano en el bolsillo, del que saco unos pocos billetes . . . todo lo que tengo para pasar . . . no es mucho, solo unos pocos billetes.
Todavía resuenan en las paredes de mi mente los ladridos del hombre-perro que es mi jefe. Cuando le he pedido que me adelante algo de la nómina del mes de agosto que aun nos debe. . .
Abro el ordenador, tecleo direcciones al azar y sin orden ni sentido, las mismas páginas, las mismas imágenes, los mismos videos, las mismas chorradas, los tópicos de siempre. Muy pronto para cenar muy tarde para todo lo demás . . . Mi móvil parece muerto, el washap congelado en el tiempo y el Facee se ha ido de fin de semana.
Parezco lobotomizado . . . abro y cierro link's, los pantallazos se suceden en mi retina sin que nada supere el cortex.
Abro Taiaka y me la sé . . . pocas caras nuevas, pocos relatos que me hagan olvidar que es un viernes como tantos otros y nada me hace pensar que vaya a ser diferente.
Visito el catálogo de las chicas que hay en Valencia, y una fuerte sacudida mueve mi posición, hasta ahora inerme, para aproximarme a la pantalla. Una extraña luz dorada proviene de una imagen en la página y me atrae como una polilla una bombilla en las tórridas noches de verano.
Bárbara Love . . . Bárbara … Bárbara Love, Bárbara me mira desde la miniatura de la página, directamente a los ojos. Me esta llamando a postrarme ante ella. Es imposible, no puede ser, son imaginaciones mías un delirio más a tratar (nueve de cada diez voces que oigo en mi cabeza dicen que no estoy del todo loco).
La primera vez que estuve con esta mujer, me costó un mes volver en mí (bueno… muy vuelto no estoy). Recuerdo vagamente que llegue a escribir unas primeras impresiones de mi encuentro con ella en el foro y que extrañamente costaron que me echaran de él hasta que (debió ser o haber algún mal entendido) gracias a la mediación de Sidelia, se me volvió a readmitir.
Instintivamente mi mano vuelve al bolsillo y temblorosa saca su contenido, un cálculo rápido y una ecuación a resolver: Bárbara=mequedosinunputodurohastaDiossabecuando/sexo.
Se desata la batalla entre el sí y el no. No, que esta vez tiene dos razones contundentes, que son los dos fiascos que supusieron mis últimas visitas a esa casa (Mimi Parker y Natali Vaz).
Y no se como estoy en la acera, frente a mi coche. Incrédulo me doy la vuelta y observo el patio que aún tiene la puerta abierta y la luz encendida. Ni se ni recuerdo como he llegado hasta allí. Boquiabierto contemplo las llaves del coche en mi mano izquierda.
Avanzo hacía la puerta y noto algo extraño en mis pies. ¡Coño! Llevo las pantuflas de andar por casa. Tengo que volver para cambiarme y desandar el camino andado, un fastidio.
Arranco, conduzco . . . garaje. Entro en el patio y subo sl ascensor. Se para y al abrir sus puertas extrañamente vieja puerta de madera ya está abierta.
Penetro en el piso y me recibe un extraño ser al que no había visto antes. . . me dejo guiar hasta una de las habitaciones y me pregunta: ¿Vienes por alguna chica en especial?
- Bárbara, Bárbara, Bárbara, Bárbara, Bárbara!!!
- Ah ja . . . siéntate cómodo, ahora vuelvo . . .
Miro a mi alrededor. Han puesto alfombras desde mi última visita a la casa, aunque no he estado en esta habitación, antes. Le pediré que me cambie.
Tarda mucho, demasiado. Me acerco a la puerta para ver si consigo entender algo de los murmullos que entre las paredes se filtran hasta donde yo estoy.
Más murmullos y el sonido de tacones que recorren el pasillo arriba y abajo. Movimiento en la casa. Pasan los minutos y sigo allí solo y sin noticia alguna.
De pronto, suenan unos golpecitos en la puerta y se me acelera el pulso y me sube instantáneamente la temperatura. . . Pero aparece nuevamente el extraño ser que me ha recibido con cara de contradicción.
- Bárbara, no está disponible.
Espeta sin más . . .
- ¿Si quieres te presento a las chicas que hay?
El mundo se acaba de ir por el retrete. . . la música ha cesado y han apagado las luces.
Me siento dejándome caer sobre la cama de la habitación y mi desilusión se hace patente por la cara de panoli que debo estar poniendo.
- Si hubieras llamado antes. . . me dice en voz bajita. Y es que tiene razón, debo ser del género tonto. Como no se me había ocurrido antes de plantarme allí.
- Esperare un poco, vuelvo en una hora. – Le digo.
- Es que va a tardar. . .
- Pues no sé. Ya vuelvo otro día pero antes llamo.
Me levanto y hago ademán de irme.
Pero el extraño ser, se interpone en mi camino de modo brusco con la intención de retenerme. Es mucho más alto que yo y me dobla en corpulencia, pero esboza una sonrisa ante mi mirada de desaprobación.
- No te vayas hombre, seguro que alguna de las chicas te lo hace pasar bien.
Tic, tac, tic, tac. . . ¿qué hago? Me quedo y paso el trámite o me ahorro los 100 pavos que me iba a dejar. Piensa tío, piensa . . .
- Bueno, vamos a ver qué es lo que tienes.
- No te arrepentirás, responde.
Sale de la habitación y me vuelven a dejar solo. Ahora cojo la tangente y no me vuelven a ver el pelo. Me levanto de la cama y en ese momento se abre la puerta y aparece Sirena.
- Hola, me llamo Mónica . . .
Como Mónica, si eres Sirena que te he reconocido por las fotos y porque he estado contigo, una vez (nada que señalar, muy flojito la verdad). Sale de la habitación.
Que chungo se está poniendo esto, voy a tirar el dinero. Ya verás.
Toc, toc. Suena la puerta y aparece otra chica:
- Hola soy Paola, Muac, muac . . .
A esta si que no la he reconocido, porque cualquier parecido de las fotos con la realidad es mera coincidencia.
Toc, toc, vuelve a sonara la puerta y aparece otra chica:
- Hola soy Bianca.
Tremenda rubia. . . que me deja impresionado. Coño, a falta de pan buenas son tortas, pienso. Me la quedo.
Y cuando estoy esperando a que entre el ser de la recepción, vuelven a sonar los golpecitos de rigor. Toc, Toc, Toc . . . pausa.
Y se detiene el tiempo. . . se me para el corazón y se me encoje la razón. Aparecen por la puerta entreabierta unos zapatos de charol negro con tacón de aguja, piernas aparentemente infinitas enfundadas en unas medias de rejilla, un corpiño, palabra de honor, de cuero negro, cosido por un millón de correas y cierres. Del que cuelgan brazaletes a cada lado. Rematado por dos medias copas que alojan unos senos de tamaño perfecto.
Levanto la mirada para cruzarla con unos ojos marrones que me desafían . . . y me quedo en el rojo intenso de sus labios, el azabache de su pelo ondulado y el suave color de su piel. Llega hasta mi el olor de una suave piel perfumada, olor que se confunde con el del cuero y el hierro cuando se acerca para besarme la mejilla y susurrarme: “Giselle”.
Se da la vuelta para abandonar la habitación y vuelvo a desplomarme sobre la cama y aprecio como su negra melena llega hasta la mitad de su espalda que deja ver la perfección de su trasero que solo es recorrido por una estrecha tira de cuero que a modo de tanga no hace más indicar dónde empieza el más feroz de mis deseos y el más oscuro de mis sueños.
Aturdido y con su imagen rotándome en la memoria, no me he dado cuenta pero esta frente a mí el bicho de la entrada. Levanto la mirada y lo oigo parlotear como si estuviera en otro plano diferente al mío.
No consigo sintonizar la frecuencia del audio y solo escucho una y otra vez “Giselle, Giselle, Giselle” seguido por el sonido de pequeñas campanas de metálicas que no son otra cosa que el sonido de las cremalleras y los cierres de su vestido cuando abandonaba la estancia.
Mientras en mi nariz diminutas mariposas revolotean entre el suave aroma de su piel y su cuero.
- QUIEN TE HA GUSTADO, QUE CUANTO TIEMPO Y SI QUIERES TOMAR ALGO JODERRRR . . .
Salgo de mi abstracción y noto algo irritado al cosa este. Será porque me lo ha tenido que repetir como cinco veces.
Apenas logro balbucearle:
- Una hora, una hora. . .
- CON QUIEN. – Ahora sí que está enfadado, igual es que no le habrán echado de comer hoy todavía.
- Giselle.
- QUIERES TOMAR ALGO!
- ¿Puede ser un Whisky con Coca-Cola?
- Si claro, me abonas – Ya parece menos tenso
Tengo que aclararos que no bebo mucho. Bueno mejor dicho, no bebo. Y la última vez que me tome algo así fue para la Nochevieja de 2001 y desde entonces tengo ficha policial.
Le doy el dinero y le digo que quiero ducharme y cambiar la habitación por la que hay al final del pasillo, junto al baño.
A lo que el Orco frunce el ceño, realiza una extraña mueca seguida por un movimiento de su tronco y extremidades, que no se muy bien que quiere decir; Si es un gesto de aprobación o es que me va a arrancar la cabeza y servirle de cena. Lanza un gruñido ininteligible a los humanos y que probablemente signifique algo horrible en su lengua natal pero como desconozco su significado me da igual. Le regalo una sonrisa mientras me guía por el pasillo a la nueva habitación.
Al entrar, me siento reconfortado porque reconozco el entorno y noto que también han puesto alfombras en esta habitación. El mundo parece reordenarse y que todo vuelve a su sitio.
Me indica que puedo ir desnudándome e ir a la ducha mientras viene Giselle. El oír su nombre me pone tenso el píloro.
Deja la habitación y cierra la puerta tras de si abandonándome a mi suerte. Veo que ha puesto una peli y han encendido la calefacción. Aunque a decir verdad no es que haga mucho frio en la estancia.
Dudo si desnudarme o esperar a Giselle. Lentamente comienzo a descalzarme y me voy bajando los pantalones, los cuelgo en la percha que hay tras la puerta, luego la camisa y la camiseta. Cojo un albornoz y como conozco el camino entro en el baño.
Ya en el baño, mi ritual da comienzo con una ducha en profundidad, con abundancia de gel. Luego un buen enjuague con el colutorio que hay sobre la pila. Me seco con cuidado y vuelvo a la habitación.
Descubro con sorpresa que todavía no ha venido y que sobre la mesita frente a la ventana hay un vaso con hielo y whisky junto a un bote de Coca Cola.
Added on May 30, 2016 at 12:00 am